Todos comieron y quedaron satisfechos. Lucas 9:17

Mis Hermanas y Hermanos en Cristo:

La Gracia y la Paz de nuestro Señor Jesús estén con ustedes. En esta gloriosa Solemnidad del Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo, nos sentimos atraídos a alabar a nuestro Padre Celestial que nos dio a Su Hijo unigénito, Jesús, para que tengamos vida eterna. Lo recibimos en la Eucaristía. El Papa Francisco recuerda a Jesús partiendo el pan. Dice: “Este es el gesto Eucarístico por excelencia. Es el signo distintivo de nuestra fe y el lugar donde encontramos al Señor que se ofrece a sí mismo para que podamos renacer a una vida nueva”.

Hoy, tenemos el privilegio de celebrar también el regalo de nuestros padres terrenales. Oramos con acción de gracias por San José, nuestro padre humano más precioso, que se abrió para cuidar tiernamente de Jesús y nutrirlo como su fiat de amor a Dios Padre.

En la Basílica del Santuario Nacional de María, Reina del Universo, encontramos una imagen de este maravilloso amor en un nicho a la izquierda del altar del santuario principal. Aquí, encontramos a San José en su banco de carpintero escuchando atentamente al Niño Jesús. La conmovedora animación de esta escena representada por el artista Bruno Lucchesi, muestra la humilde ofrenda de corazón, mente, alma y fuerza de San José.

Hoy me uno a ustedes en oración de acción de gracias por nuestros padres, los de nacimiento, los de sacramento y aquellos cuya influencia en nuestra vida es el amor de Dios. Ellos manifiestan una vida santa y nos guían al cielo.

Al acercarnos a la mesa del Señor para recibir la Sagrada Eucaristía, sirvamos como el Padre nos pide, para que con nuestro diario vivir todos sean satisfechos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

Sinceramente suyo en Cristo,

Su Excelencia Reverendísima John Noonan

Obispo de Orlando