Celebremos lo nuevo -abril 2022

Quien está en Cristo es una nueva creación: Las cosas viejas han pasado; he aquí, cosas nuevas han venido.” (2 Corintios 5:17)

Mis Hermanas y Hermanos en Cristo:

La Gracia y la Paz de nuestro Señor Jesucristo estén con ustedes en esta Cuaresma. Durante esta temporada de Cuaresma, se nos invita una y otra vez a celebrar nuestra relación con Dios. Estamos llamados, a través de la oración, el ayuno y nuestros actos de caridad, a “gustar y ver la bondad del Señor”, como nos dice el salmista, para que estemos radiantes de alegría.

La Cuaresma es un tiempo para acercarnos a Dios. En nuestras conversaciones sobre cómo podemos hacer eso con más fervor, se ha discutido la cuestión de levantar la dispensa de la obligación de participar en la celebración de la Misa los domingos y otros días festivos de precepto establecidos para la seguridad de las personas durante la pandemia.

Nos duele el anhelo de volver al Señor, tanto individualmente como en comunidad. Mientras reflexionamos sobre cómo acercarnos a Dios, no podemos dejar de pensar en el Don del Pan del Cielo. Nuestro anhelo se cumple de la manera más maravillosa a través de nuestra participación en la Fiesta Eucarística del domingo. Porque sabemos que la participación en la celebración comunitaria de la Eucaristía dominical es testimonio de pertenencia y fidelidad a Cristo y a su Iglesia (CIC 2182).

En nuestro tiempo desde la pandemia, hemos experimentado muchos cambios en nuestro mundo. Hoy, nos encontramos escuchando noticias de primera plana sobre la guerra, la trata de personas y muchos otros pecados contra Dios. Pero el Amor de Dios es ayer, hoy y siempre. San Pablo nos dice que nuestro ministerio es imitar a Cristo; para manifestar el amor de entrega total de Jesús por todo el pueblo de Dios. El Amor de Dios siempre invita, siempre perdona, como nos recuerda Jesús en la parábola del Hijo Pródigo. El padre da la bienvenida al hijo y dice: “Celebremos con una fiesta”.

Es hora de ofrecernos desinteresadamente y volver al Padre, para celebrar con una fiesta. A partir del Domingo de Ramos, 10 de abril de 2022, se restablece la obligación de participar personalmente de la Eucaristía los domingos y demás fiestas de precepto. Durante la pandemia, Dios nos invita suavemente a que nos cuidemos unos a otros al abstenernos de reunirnos cuando estamos enfermos o al cuidado de alguien que está enfermo. La Iglesia siempre ha dispensado de esta obligación a los enfermos o a los que están al cuidado de niños o ancianos. Los que deliberadamente faltan a esta obligación cometen un pecado grave. Los horarios de Misa pueden haber cambiado en su parroquia desde la última vez que participó en la celebración de la Misa. Asegúrese de consultar el sitio web de la parroquia o llamar para conocer los horarios de Misa.

Al participar en la fiesta Eucarística, nos convertimos en lo que recibimos. Porque, cada vez que recibimos, volvemos a la vida. Dios se ofrece a nosotros para que sepamos que nuestra mayor dignidad es a través, con y en Él. Entonces, por esta recepción somos enviados a traer a Cristo al mundo. Sí, durante el tiempo de Cuaresma y para siempre. Nuestras hermanas y hermanos que viven en Ucrania son ejemplos valientes para nosotros. Aun conociendo la posibilidad de su muerte al dar el fruto de su fe religiosa, participan en la celebración de la Misa porque entienden que su única fuente de vida es a través de Dios. Al participar en la fiesta Eucarística, nos unimos en comunión a estas hermanas y hermanos y a tantos otros que están sufriendo.

Al verte entrar en la casa de Dios, ¡nos llenamos de compasión por tu regreso! Celebremos las cosas nuevas por venir.

Sinceramente suyo en Cristo,

Su Excelencia Reverendísima John Noonan
Obispo de Orlando

 

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