Homilía del Obispo John Noonan
Del Evangelio de San Mateo escuchamos estas palabras de Jesús: “Te aseguro que cuantas veces lo hiciste por uno de mis hermanos más pequeños, lo hiciste por mí”. Estas palabras son del Evangelio que el P. Eamon Tobin eligió para su misa fúnebre. El P. Eamon abrazó el mensaje del Evangelio, enseñando y viviendo estas palabras.
El P. Eamon era un hombre de palabras, pero también era un hombre de acción. Él no sólo predicó el Evangelio, sino que también lo vivió. La parroquia Ascensión es un ejemplo de esto; la gente no solo escuchó la Palabra de Dios, sino que también actuó de acuerdo con la Palabra de Dios. Los ministerios pastorales y espirituales de esta parroquia – de llegar no solo a los feligreses de la parroquia, sino a la comunidad más amplia del condado de Brevard y a la comunidad extendida a nivel mundial de Haití, República Dominicana y África y otras áreas que desconocemos. En una de sus visitas a nuestra diócesis hermana en República Dominicana, había un pueblo que estaba muy aislado porque no tenía un puente por el que se pudiera cruzar el río de la montaña. P. Eamon le preguntó al P. Fred Ruse, “¿Por qué no se construye un puente?” Él le respondió: por falta de dinero y de habilidades de ingeniería y construcción. Entonces el P. Eamon dijo: “Conseguiré ambas cosas”. Y lo hizo. El puente se construyó y hoy esta comunidad tiene agua potable y están construyendo sus casas. En cada desastre natural, el Padre Eamon me telefoneaba para preguntarme si podía hacer una colecta especial o cómo podía ayudar su parroquia. La compasión, el amor y la misericordia del Señor fueron el alma y ministerio de la vida del P. Eamon.
El P. Eamon nació en Irlanda, fue uno de los cinco hijos de Edward y Johanna Tobin. La Irlanda de los años 50 y 60 estaba profundamente imbuida de fe y de Iglesia. Era un ambiente donde la fe era una experiencia vivida; rosarios familiares y misa juntos el domingo. Fue en la familia donde el joven Eamon experimentó el carácter sagrado y el misterio de una vida de fe. Todo lo que hizo reflejó su relación con Dios. Los sacerdotes y las religiosas formaban parte de la vida educativa, social y familiar del pueblo. Los deportes eran una parte muy importante de la vida social de la gente. El juego de “hurling” fue particularmente popular durante la juventud del P. Eamon. Él jugó este juego como todos los niños pequeños de su parroquia, escuela y condado. Este es un juego muy rápido y que requiere ser muy habilidoso. El P. Eamon era muy conocedor de este juego y se mantenía muy bien informado acerca de los jugadores y sus puntuaciones. Yo recibía una llamada temprano el lunes por la mañana para hablar sobre el marcador del partido: Kilkenny contra Limerick.
En la década de 1960 Florida comenzó a crecer y desarrollarse y la Iglesia hasta ese momento se consideraba un territorio de misión. Los sacerdotes y monjas que sirvieron en Florida eran del norte o de Irlanda y España. Cuando los sacerdotes irlandeses se fueron de vacaciones a Irlanda, el obispo les pidió que visitaran escuelas y seminarios para reclutar más sacerdotes y monjas. Estos sacerdotes contarían grandes historias de aventuras e intrigas sobre Florida. Cualquier joven estaría fascinado incluso con soñar con venir a Florida, aunque fuera solo para convertirse en sacerdote.
El P. Eamon abrazó el mensaje del Evangelio, enseñando y viviendo estas palabras: “Id, pues, y haced discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo, enseñándoles a guardar todo lo que Yo te lo he mandado.” (Mateo 28, 20). El P. Eamon fue ordenado sacerdote el 11 de junio de 1972 para la Diócesis de Orlando. La primera parroquia a la que sirvió fue St. James con Mons. David Page. También sirvió en St. Mary Magdalen con el P. Paul Henry. La primera parroquia en la que sirvió como párroco fue Our Saviour. Se convirtió en párroco de la Ascensión el 12 de septiembre de 2001, parroquia en la que ha estado sirviendo fielmente hasta su muerte repentina el 1º de enero de 2021. Este amado pastor regresó a nuestro Señor en la festividad de María, Madre de Dios.
El P. Eamon tenía un profundo amor por la Palabra de Dios. Él fue un escritor prolífico, se levantaba temprano en la mañana, dedicaba unas horas a la lectura y la escritura. Él es autor de libros, artículos y comentarios sobre temas cercanos a su corazón: la oración, el perdón, los sacramentos, el Catecismo de la Iglesia Católica, las lecturas de la misa dominical, el rosario, el tema de la muerte, el miedo y la culpa. Como San Patricio, descubrió la profundidad y el significado de la Palabra de Dios, la experiencia vivida de la vida. Las lecturas y la música para esta misa fúnebre fueron elegidas por el mismo P. Eamon, lo que me deja preguntando, ¿qué es lo que el P. Eamon nos está diciendo hoy? ¿Qué mensaje nos deja?
La primera lectura del libro del profeta Isaías (Isaías 43, 1-7) ofrece alivio y consuelo al pueblo en su momento de tribulación y sufrimiento. Dios promete esperanza y restauración. Isaías le dice a la gente: “Sí, la hierba se seca y las flores se marchitan, pero la Palabra de nuestro Dios permanece para siempre.” (Isaías 40, 8). El nombre “Isaías” significa “Dios dará salvación”. Buena gente y sacerdotes, ¡Sí, Dios te dará la salvación!, pero debes estar fortalecido y animado por la Palabra de Dios que permanece para siempre. Jesús nos reúne aquí para escuchar la Palabra de Dios, orar como Jesús nos enseñó en el Padre Nuestro y recibir la Eucaristía. Como dijo Jesús: “Haced esto en memoria mía“. Esta fue la oración que el P. Eamon rezaba todos los días. Que ésta sea también nuestra oración.
La segunda carta a los Corintios (Corintios 5, 1; 6-10) nos dice: “Sabemos que cuando la tienda terrenal en la que habitamos se destruye, tenemos una morada que Dios nos ha proporcionado, una morada en los cielos, no hecha por manos sino para durar para siempre.” (2 Corintios 5, 1). El P. Eamon comparte con nosotros el anhelo de San Pablo de revestirse de la nueva vida que Jesús nos promete en el cielo. A pesar del dolor y sufrimiento de nuestro cuerpo físico, Cristo nos ha prometido un nuevo cuerpo libre de todo dolor y sufrimiento. El P. Eamon era compasivo con las personas que sufrían. Él hizo todo lo posible para ayudarlos consolándolos con fe, esperanza y amor. En el primer capítulo del documento del Concilio Vaticano II, Gaudium et spes, leemos: “Al sufrir por nosotros, Él (Dios) no solo nos dio un ejemplo para nuestra imitación, abrió un camino, y si lo seguimos, la vida y la muerte se santifican y adquieren un nuevo significado.” El P. Eamon en su propia vida sufrió, pero en fe creyó en las palabras del Señor, “una morada proporcionada por Dios para nosotros. . . no hecho por manos humanas, sino para siempre”. Que la vida y la muerte de Cristo nos santifiquen y den más sentido a nuestras vidas. San Pablo nos dice: “Caminamos en la fe y no por la visión.” (2 Cor. 5, 7).
El P. Eamon eligió el Evangelio de San Mateo 25, 31-41 para su misa fúnebre. Este evangelio es un resumen del ministerio de Jesús en Jerusalén y Su respuesta a aquellos que se negaron a escuchar o creer. La vida de P. Eamon como sacerdote no fue un trabajo administrativo sino un cuidado pastoral del pueblo de Dios. Jesús le hizo a Pedro solo dos preguntas en el Evangelio: “¿Me amas?” y “¿Cuidarás mis ovejas?”. Aquí, en la Ascensión, he visto por mí mismo cómo él amaba y atendía a la gente. Él fue un buen pastor. El P. Eamon también tenía el deseo de llegar a aquellos que no habían escuchado la Palabra de Dios o que habían dejado la Iglesia. Él fue un verdadero maestro de fe, un evangelizador del Evangelio. Él enseñó a la gente a acercarse a todo el pueblo de Dios, fueran las que fueran sus necesidades, físicas, temporales o espirituales. El Papa San Pablo VI dijo sobre personas como el P. Eamon, “El hombre contemporáneo escucha más a gusto a los que dan testimonio que a los que enseñan, o si escucha a los que enseñan, es porque dan testimonio” (Evangelii Nuntiandi 41). El P. Eamon fue testigo del Evangelio no solo por lo que decía, sino también por su cuidado y preocupación por todo el pueblo de Dios.
Yo estuve aquí en la Ascensión recientemente después de la muerte del Padre Eamon y mientras estaba fuera de la Iglesia después de la Misa, la gente se acercó a mí para decirme lo que el P. Eamon significaba para ellos y lo que había hecho por ellos y sus familias. Su cuidado y preocupación por alcanzar a quienes lo necesitaban se igualaba a las acciones que ponía en práctica para lograrlo.
También fue muy activo en la vida de su propia familia. Su familia esperaba ansiosa las visitas a casa del P. Eamon para verlos. Sus hermanos y hermanas, sobrinas y sobrinos están devastados por la pérdida de su hermano y su tío. Ellos están tristes por el hecho de que no pueden asistir a su funeral y estar hoy aquí con nosotros. Ellos están con nosotros esta tarde en la transmisión en vivo. Los mantendremos en nuestras oraciones.
La comunidad escolar de la Ascensión ha sufrido la pérdida de la directora, Anita Brady, y ahora del párroco, el P. Eamon. Yo sólo puedo decir que él amaba a todos los maestros, los estudiantes, los padres. Él veía en la escuela el futuro de la parroquia y la Iglesia. Él me acompañaba de salón en salón y tenía algo bueno que decir sobre cada maestro y cada alumno. Le encantaba aprender los nombres de los estudiantes y ellos se alegraban cuando él los llamaba por su nombre y les hacía una pregunta. Él hablaba con orgullo de los maestros que fueron educados en Ascensión y que regresaron para enseñar. Le encantaba hablar con antiguos alumnos y saber dónde estaban ahora. El personal de la escuela y la oficina eran su equipo y hablaba con cariño de todos ellos. La Hna. Joseph y Hna. Immaculata no se encuentran hoy con nosotros; pero también están en la transmisión en vivo. Le doy las gracias al P. Martin por cuidar del P. Eamon y por el cuidado pastoral de la gente de la Ascensión.
El P. Eamon nos dejó, sacerdotes, con muchos recuerdos. Hay pastores que son más que pastores; ellos son verdaderamente los pastores de su pueblo. Así es como yo vi que el P. Eamon Tobin vivió su vida sacerdotal. Para nuestros futuros pastores, tomen nota del P. Tobin y cómo vivió su sacerdocio y se preocupó por el pueblo de Dios. Yo estoy seguro de que no querría que sintiéramos nostalgia por él; hoy debemos agradecer a Dios todopoderoso por la vida de un buen sacerdote y amigo de todos nosotros. En las misas fúnebres, uno no honra a los difuntos elogiándolos; pero nos recordamos el don del sacerdocio de Dios vivido en la vida del P. Eamon. En la misa fúnebre, rezamos: “Concede el descanso eterno a nuestro hermano, Eamon, oh Señor. Que su alma y las almas de todos los fieles difuntos descansen en Dios. Amén.
Misa Fúnebre por el Rvdo. Eamon Tobin
Martes, 12 de enero de 2021, 1:00 p.m.
Ascension Parish, Melbourne, FL